EL CULTO A LA PERSONALIDAD
Cuando apareció el hombre sobre la tierra, comenzó a
desarrollarse en su psique un sentimiento de admiración hacia aquellos
individuos que lograban destacarse dentro del clan familiar o en el seno de la
tribu.
Es posible que el hombre prehistórico llegara a sentirse
atraído por aquellos valientes que se enfrentaban a los mamuts, bisontes o
renos, representados más tarde en escenas de cacerías pintadas en las paredes
de la cuevas que les servían de vivienda, sin embargo, algo llama la atención:
las figuras de los hombres se minimizan ante las imágenes de los animales que
se agigantan ante ellos. Esto podría dar pié para pensar que, tal vez fuese a
ellos a quienes se rendía tributo. A fin
de cuenta, eran los que proveían de alimentos y abrigo a los miembros
de la tribu.
Tuvieron que transcurrir unos cuantos años para que la gente
se cansara de vivir en cuevas y decidieran establecerse en comunidades, pero
aquel sentimiento de atracción hacia otras personas continuaba vivo y algunos
se aprovecharon, entre ellos cabe mencionar: los “chamanes” o” brujos” de las aldeas,
considerados como los hombres que “todo lo sabían” “curaban las enfermedades” y
mantenían control sobre “la vida y la muerte” Este supuesto poder del cual
alardeaban, ejercía una especie de fascinación sobre los demás miembros de la
tribu.
Hasta aquí dejaremos estas posibles hipótesis, pero si
alguien quiere conocer algo más sobre el tema, puede consultar las obras: “La rama dorada” de James Frazer
(1854 – 1941) y “El chamanismo y
las técnicas arcaicas del éxtasis” de Mircea Eliade (1907 – 1986) Vale.
No vamos a entrar en detalles sobre la adoración que se
rendía a
los emperadores romanos, ni a los faraones egipcios, ya que sería muy
largo de comentar y aquí se trata solamente de esbozar algunas ideas
para el “blog” Así que para abreviar comenzaremos diciendo que, según los entendidos en la materia sobre este asunto, el término “culto a la personalidad” fue
acuñado por Nikita Kruschev (1894 –
1971) Secretario General del Glorioso
Partido Comunista de la entonces poderosa Unión Soviética, cuando echó al pajón
en el XX Congreso del Comité Central del Partido, al cruel y déspota dictador Jossif
Vissariónovich Dzhugashville (1879 – 1953) ¡vaya nombrecito más largo!, con
razón se dio a conocer como José Stalin.
Al camarada Stalin todos los rusos le rendían un abominable culto
a la personalidad. Nikita no escapaba de ello, no le quedaba otro camino: lo
hacía o lo esperaba Siberia o el paredón, que a fin de cuenta era la misma
vaina. Tal vez el camarada Kruschev reconcomido por las humillaciones a que era
sometido por el tirano, quien lo obligaba a bailar en las reuniones diciéndole:
“Baila Nikita, Baila” para su diversión y la de sus acompañantes, ni corto ni perezoso, una vez muerto el
personaje, denunció todas las
barbaridades cometidas por el sanguinario gobernante durante el ejercicio del
poder. A este caudillejo sus adulantes y
seguidores le llamaban “el padrecito de todas las rusias” “el benefactor” “el
primer soldado de la patria” y para
congraciarse con el todopoderoso tipejo, cambiaron el nombre de algunas ciudades, y la milenaria Volgogrado paso a llamarse “Stalingrado”, lo mismo sucedió con algunas
avenidas, calles, edificios públicos y
fábricas que comenzaron a llevar su nombre. Sus tentáculos de poder y de muerte
llegaron a esta parte del nuevo mundo,
cuando mando a liquidar en México a León
Trosky (1876 – 1940) quien en realidad se llamaba Lev Davidovich Brostein.
Mao Tse -tung (1893-1976) - no me sale llamarlo Mao Zedong -
es quizás el ciudadano chino a quien se le ha rendido el mayor culto a la
personalidad que se tenga historia. Su presencia generaba histeria colectiva, se
le adoraba como si fuese un emperador de la dinastía Ming, su librito rojo,
considerado como una biblia, era lectura
obligada, y millones de chino para identificarse con el tirano, se vestían como
él (el célebre traje Mao)
Bueno, alguien dirá por ahí que pasé por bola, es decir, deje
de mencionar algunos “adorados” como: Adolfo
Hitler (El Fhurer), Benito Mussolini (El Duce), Francisco Franco (Caudillo de
España por la gracia de Dios), Saddam Hussein (Baba), Kim Jong –il (El amado
líder) y otros tantos que resultaría muy largo mencionar. Llama la atención que
a estos dictadores les encantaba tener un alias, un apodo, así como a los
delincuentes que se hacen llamar “El Jordy” “El niche” “El Richard”
Por estas tierras del continente americano hemos tenido
muchos especímenes de esta naturaleza, considerados por sus seguidores como
héroes, líderes, sacerdotes y hasta dioses, a quienes admiran y rinden culto.
Resulta una rareza seguir a un individuo por sus virtudes ciudadanas, ya que la
mayoría de estos ejemplares a la larga
resultan unas lacras para la humanidad. Algunos gobernantes infunden terror entre sus ciudadanos,
fomentan el odio y la confrontación, y
sin embargo se les rinde pleitesía, esto puede parecer un absurdo, pero según
los psicólogos esta es una vaina profundamente arraigada en el subconsciente
colectivo.
Echemos un breve vistazo a nuestra historia:
Doroteo Arango (1878-1923) mejor conocido como Pancho Villa,
fue aclamado como uno de los principales líderes de la revolución mexicana,
compenetrado con la gente del campo y de los pueblos se convirtió en la figura
principal de la revolución. Su imagen fue conocida en todo el mundo y sus
gestas guerreras – no guerrilleras – fueron plasmadas en versos, canciones
folklóricas y en las pinturas y murales de Diego Rivera y Álvaro Siqueiros.
Rafael Leónidas Trujillo (1891-1961) A pesar de haber ahogado
en sangre a la República Dominicana bajo el poder de una dictadura militar
asesina, y llevar el país a la ruina económica, tuvo muchos seguidores que le
adoraban como a un dios y le rendían loas llamándole “generalísimo” y para colmo del servilismo rastrero, sus
adulantes cambiaron el nombre de la ciudad capital Santo Domingo, por el de
Ciudad Trujillo en honro al “jefe”. Dios es grande y la ciudad recobró su
nombre original.
Françoise Duvalier (1907-1971) Fue el sátrapa más sanguinario
de todos los dictadores latinoamericanos, impuso como política el terror a
través de sus Tonton Macoutes, (policía represiva) sin embargo, sus seguidores
le consideraban como benefactor del pueblo, como el padre de todos, de ahí el
apodo de “Papa Doc”. Era aclamado y
adorado como sacerdote Vudú. Menos mal
que se murió antes que le construyeran una ciudad que ya estaba planificada y
que llevaría el nombre de Duvalierville.
Fidel Castro Ruz (1926 - ) Tal vez es el hombre a quien se le
ha rendido el mayor culto a la personalidad, después de Stalin y Mao.
Considerado como el padre de la revolución latinoamericana y caribeña, su
imagen igual que la del Che, ha sido estampada en camisas, estandartes,
blasones y todo tipo de propaganda. Sus seguidores aseguran que no se le rinde
culto a la personalidad; sin embargo, viendo la página www.fidel castro.es., se puede leer: “los
conceptos de humanismo, altruismo, estadista, culto, inteligente, sabio, se
encuentran siempre en el mismo hombre, o mejor dicho en el mismo nombre FIDEL.”
Hugo Chávez Frías. (1954 - ) Típico ejemplar del dictador
latinoamericano, pero representa una versión mejorada, ya que, a pesar de ser
violento y autoritario, no es sanguinario como ocurre con sus pares de otras
latitudes. De los gobernantes venezolanos es, sin lugar a dudas, a quien se le
ha rendido el mayor culto a la personalidad. Cuando el viajero ingresa a
Venezuela por el aeropuerto de Maiquetía, lo primero que ve al entrar es una
gigantografía, (así se le llama a las enormes
afiches publicitarios con la figura de alguien) algunas veces colocado a lado
de Simón Bolívar- según se comenta, él se cree la reencarnación del Libertador
– otras aparece rodeado de niños. Cuando se viaja hacia el interior de la
república por carretera, el pasajero puede observar como a cada cien metros se
va a encontrar con pancartas donde aparece el “Líder” abrazando a un gobernante,
alcalde, o funcionario de cualquier
rango. No existe edificio público que no se encuentre adornado con grandes cortinajes de colores donde se
plasma la imagen del hombre.
Pero el premio mayor a la adulancia se lo ganaron ciertos
personajes que cambiaron la imagen de Bolívar para que tuviese rasgos negroides
parecidos a la del mandatario, esta novedosa imagen de Bolívar fue presentado
por él mismo gobernante a todo el mundo.
Bueno, como se dice en el cine: “esta historia continuará”
José Omar Tirado
http;//cronicadeloabsurdo.blogspot.com