viernes, 15 de marzo de 2013

LA INTOLERANCIA DE LOS MUSULMANES


 

Realizar un estudio sobre la religión mahometana es una tarea ardua y laboriosa. No poseo la experiencia ni los conocimientos necesarios para emprender un trabajo de tal magnitud; por lo tanto, voy a hacer uso de mis derechos constitucionales como cualquier hijo de vecino, acogiéndome a los postulados de la libre expresión de las ideas, y así disertar, de manera breve, sobre aquel hombre que se llamó Mahoma.

Desde nuestros primeros años de escolaridad, los maestros nos hablaban de ese señor. Recuerdo como si fuera hoy cuando, hace algunos años atrás, la maestra Clotilde nos decía – Dios es Alá y Mahoma su profeta – No sé si todavía en los programas de estudios seguirán tratando sobre el tema, dada las condiciones actuales de la Educación. Lo cierto del caso es que nos enseñaron que Mahoma fue un hombre común y corriente, con las virtudes y defectos, las alegrías y tristezas de cual cualquier ser humano; Un hombre como lo fue Moisés, Jesús de Nazaret y Buda.

Jesús y Mahoma nacieron en el seno de una familia muy pobre: el padre de Jesús, como todos sabemos, fue un humilde carpintero, y el de Mahoma, de quien se conoce muy poco, pues murió cuando el niño apenas cumplía los seis años de edad, fue un cuidador de camellos. Se conoce por referencia, que al quedar huérfano, fue recogido por su tío Abib Talib, el cual se encargó de la crianza hasta que tuvo la edad suficiente para trabajar como criado para una familia muy rica, y cuando muere el Jefe de familia, la fortuna quedó en manos de la viuda Jadicha, quien no tardó en casarse con Mahoma.

Esta nueva situación dio un vuelco a su vida: se convirtió en un prospero comerciante, ascendió en la escala social, siendo un personaje respetado por sus congéneres y cuando andaba ya por los cuarenta años, comenzó a retirarse periódicamente al desierto, donde pasaba días y semanas enteras dentro de una caverna situada en el monte Hira, allí, según dijo después, el Arcángel Gabriel, no sólo se le aparecía, sino que le hablaba y enseñaba el secreto de la verdadera fe.

Cuando le contó a Jadicha lo que había pasado, ésta le aconsejó que comenzara a predicar dichas enseñanzas a los habitantes del pueblo. Así lo hizo y se presentó como un profeta más, enviado por un ser superior para que condujera de nuevo al pueblo a la religión de Abraham. Después presentó sus escritos a la comunidad judía, pero fueron rechazados por no haberse interpretado bien las sagradas escrituras. Esta situación lo llevó a considerar la posibilidad de crear una nueva religión, lo cual ocurrió por el año 662 de nuestra era.

No pasó mucho tiempo, cuando se convirtió en un verdadero líder, no solamente religioso, sino político y militar: manipuló a la población más pobre para conseguir adeptos; organizó y participo en asaltos a caravanas que cruzaban el desierto; robo, asesinato y saqueos eran las consignas de aquellos fanáticos quienes a espada y cuchillo sometieron y conquistaron varias ciudades. Mahoma se casó doce veces y que compartió al mismo tiempo con nueve esposas, según dicen las malas lenguas, entre ellas se contaba una niña de apenas nueve años de edad. Mahoma – recuerdo de nuevo a mi maestra de cuarto grado – fue el creador de la teología Islámica, la cual quedó reflejada en el único libro sagrado que tienen los musulmanes: El Corán, en el cual se recogen una serie de máximas y sentencias supuestamente dictadas por el mismo Alá.

Antes de partir al otro mundo, es decir antes de morir, visitó el Santuario de La Kaaba, piedra negra venerada en La Meca y consagrada a Alá, y a la cual, todo mahometano, por lo menos una vez en su vida, debe visitar.

Esta breve introducción histórica se hace con el fin de visualizar al profeta musulmán como un hombre común y corriente, como se dijo más adelante, con sus vicios y virtudes; tal vez más vicios que virtudes o más virtudes que vicios, allá la interpretación que cada uno pueda darle; en lo que mucha gente no está de acuerdo es con la hipersensibilidad de los islamistas; en su mayoría son gentes muy sensibles a cualquier crítica, comentario o alusión a su profeta; algo que consideren ofensivo produce cambios en su personalidad, se les alteran las neuronas, sufren taquicardias, les sube o baja la presión arterial, gesticulan, patalean, protestan, amenazan de muerte y ejecutan a quienes incurren en algún hecho que ellos consideren ofensivos a Mahoma.

Los hechos:

Cuando el escritor Salman Rushdie- de origen indio, después nacionalizado ciudadano británico- escribió en el año de 1988 la obra “Versos satánicos” en la cual se aludía a Mahoma y a El Corán, se armó la gorda en los países musulmanes. La nación más ofendida fue la República Islámica de Irán, donde transcurrido un año de la publicación del libro, el ayatola Jomeini, santón mandamás en aquel entonces, decretó la muerte del escritor mediante un parapeto jurídico llamado “fatwa”y ofreció una recompensa a quien logrará darle muerte. Edicto y recompensa continúan vigente.

Quien no pudo escapar del odio musulmán fue el cineasta, presentador de televisión y comentarista de prensa Theo Van Gogh, de origen holandés y descendiente del célebre pintor Vicent van Gogh, quien fue asesinado el año 2004 en Ámsterdam, por un fanático del islam. ¿Cuál fue el pecado de Theo?: realizó una cinta cinematográfica, la cual llevó como título ”Submissión”; en la misma se dejaba al descubierto la forma violenta como son tratadas las mujeres en el mundo musulmán, donde los hombres no muestran ninguna consideración hacia ellas; simplemente, son consideradas como objetos, no como personas.

El humor es algo muy serio para los islamistas, no lo toleran cuando se trata de chistes, caricaturas o viñetas donde se alude al profeta. Cuando el diario dinamarqués “Jyllands – Posten” se atrevió a publicar en el 2005 una serie de caricaturas, donde en una de ellas aparecía Mahoma ataviado con un turbante en forma de bomba, los musulmanes montaron en cólera, y como de costumbre, se dedicaron al ataque de todas las embajadas y consulados de Dinamarca, ubicados en el mundo árabe.

En los EE.UU de Norte América fue creada una serie de dibujos animados protagonizados por cuatro niñitos obesos, quienes utilizan un lenguaje no apto para niños. Bueno la serie es conocida con el nombre de “South Park” y sus creadores pasaron un susto al ser amenazados de muerte por un grupo islamista de Nueva York conocidos como “Revolutions Muslim”.Su crimen: haber introducido en marzo de 2010, en uno de sus capítulos al profeta islámico disfrazado con una piel de oso; desde luego que los responsables del programa, se cagaron y cambiaron al personaje quien, al quitarse el disfraz, ya no era el profeta sino ¡Santa Claus!

En el 2011, otro medio de comunicación impreso sufrió los embates de la furia islámica: esta vez se trató de la revista sátiro – humorista francesa “Charlie Hebdo” la cual, al publicar algunos dibujos humorísticos sobre el profeta, su sede fue atacada y quemada por los fanáticos mahometanos. Pero los editores de la revista no se amilanaron, y en septiembre de 2012 publicaron nuevas caricaturas - ¡carajo!, para eso existe libertad de expresión y pensamiento en el mundo libre.

Todos conocemos las fatales consecuencias que trajo la exhibición de la película “El Silencio de los Musulmanes” producida en el 2012 por cineastas norteamericanos, donde presentan a Mahoma como un profeta mediocre, aberrado sexual, mentiroso y sanguinario. Esto causó serias protestas en Egipto y otros países musulmanes; pero las acciones más violentas ocurrieron en Libia, donde fue atacada la embajada de los Estados Unidos y asesinados, por fanáticos islamistas, el embajador Christopher Stevens y tres personas más del cuerpo diplomático. Los musulmanes trataron de hacer lo imposible para que no se proyectara la película; pero ya la plataforma comunicacional “You Tube”había exhibido un extracto de la cinta por Internet.

Si hacemos una comparación entre la actitud y comportamiento de islamistas y cristianos ante la crítica a sus profetas, veremos que la diferencia es abismal: mucho se ha dicho, escrito, satirizado en cine, televisión, comics y otros medios sobre la vida de Jesucristo, y los católicos no han asesinado a nadie, ni han hecho grandes alharacas sobre el asunto. Sin ir más lejos, la cinta cinematográfica dirigida por Martin Scorsese en 1988 y que llevó como título “La ultima tentación de Cristo” mostraban a un Jesús, abandonando su fe, casándose con María Magdalena y a la muerte de ésta, contrajo matrimonio con otra mujer, un Jesús humano, sencillo, que tuvo varios hijos; esta fue una tentación de Satanás, que en su momento no pudo evitar. La película fue exhibida si mayores problemas.

Desde luego, si la cinta hubiese sido sobre Mahoma mostrándolo tal cual era, no queda la menor duda que: director, productor, interpretes, guionista y hasta los luminitos y recoge cables ya hubiesen pagado caro el haber incurrido en semejante “blasfemia”

Para cerrar con broche de oro, como se dice, en el Festival Cinematográfico de Venecia en septiembre de 2012, un jurado calificador decidió premiar la película “Paraíso de fe” del austriaco Ulrich Seia, donde en una de sus escenas aparece una mujer católica masturbándose con un crucifijo.

En Verdad, a tolerancia, no hay quien le gane a los cristianos.

José Omar Tirado.


http://cronicadeloabsurdo.blogspot.com

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