jueves, 26 de marzo de 2015

EL PELIGRO DE SER JOVEN EN VENEZUELA



PARTE II


La Constitución Nacional de la República de Venezuela establece en uno de sus articulados lo siguiente: “ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o tratos crueles,  inhumanos o degradantes”  Algo similar debe aparecer en casi todas las constituciones de los países democráticos; exceptuándose tal vez a Cuba, China, Corea del Norte y algunas naciones islámicas, por razones obvias.
Lo que reza nuestra carta magna es algo muy encomiable y digno de imitar; desgraciadamente, solo se queda en el papel. Los encargados de velar por su cumplimiento, se hacen de la vista gorda ante la violación constante por los organismos de seguridad del Estado y optan por apelar a la frase  hecha: “se acata, pero no se cumple”. Esto ha venido ocurriendo en diferentes regímenes; pero como derecho fundamental,  ha sido violado con mayor intensidad  durante este periodo comunista, castrista, chavista y madurista ante los ojos del pueblo y del “Ministerio Público” – Un mamotreto que solo sirve para defender al gobierno.
La brutal arremetida contra la  población juvenil se inició a partir de las protestas anti gubernamentales ocurridas en febrero de 2014, cuando el movimiento estudiantil entró de nuevo en la escena política. La violencia policial y militar no se hizo esperar con su siniestro aporte de muertos, heridos, desaparecidos y torturados.

 LA TORTURA FÍSICA.
Los verdugos de la Gestapo alemana, la KGV rusa (madre de Putin), la Seguridad Nacional, los esbirros de la policía de Pinochet, Videla, Stronner y demás angelitos, torturaban a sus enemigos para sacarles información. En el caso de los agentes de la represión en Venezuela, estos  van mucho más allá: los cuerpos policiales, la guardia nacional y algunos grupos paramilitares conocidos como “colectivos”, utilizan distintos métodos de torturas con ensañamiento y alevosía; pero no vayan a creer que es nada más para hacerles confesar cualquier cosa: No,  muchas veces lo hacen por placer y las ejecutan con verdadero sadismo.
En una de esas tantas protestas estudiantiles contra el gobierno de Nicolás Maduro, los cuerpos represivos no se hicieron esperar y atacaron con violencia a los manifestantes. Durante estos actos resultó apresado el joven Juan Manuel Carmona, cuando salía de realizar sus prácticas marciales en una institución cercana al sitio de los acontecimientos. Según su declaración ante los periodistas y miembros de la Human Rights  Watch que lo entrevistaban, dijo haber sufrido  una serie de calamidades: una vez que lo detuvieron, lo desnudaron, lo obligaron a ponerse en cuclillas y después le metieron el cañón del fusil por el ano; perdió por tres veces el conocimiento.
Algo similar  ocurrió con el joven  Jorge Luis León cundo participaba en una marcha estudiantil en la ciudad de Valencia – por cierto, al gobernador de esa localidad le apodan “el carnicero” -  y  fuera detenido por efectivos militares: después de haber sido separado de sus compañeros de infortunio, le cayeron a  patadas y  le  golpearon la cabeza con la cacha del revolver  hasta dejarlo sin sentido. Según cuenta Jorge, un oficial le había dicho antes: “Tranquilo, que te vamos a matar. Esto es rapidito. Ustedes no son nada”  y continuaron con la golpiza.  “Yo me hice el muerto para que me llevaran a la morgue” continuaba su relato “Pero para comprobar que no lo estaba,  me pincharon el ano con una bayoneta; al moverme, continuaron las patadas” Así permanecieron en ese infierno durante 60 horas antes de ser llevados a un Juez.
Un año después de haber ocurrido estos hechos, fueron encontrados los cuerpos de dos estudiantes merideños de la Universidad de los Andes (ULA) Se trataba de los jóvenes José Frías Pinto y Julio García Adonis quienes aparecieron en el estado Zulia, asesinados  dentro de un automóvil; ambos mostraban múltiples impactos de bala en sus cabezas y con marcadas señales en todo el cuerpo, lo cual dejaba en evidencia que habían sido brutalmente torturados.  
Poco tiempo después ante el clamor de la población por los abusos de poder y la violación constante de los Derechos Ciudadanos, se instaló en Caracas una Comisión de Defensores de los Derechos Humanos, quienes, luego de haber oído el testimonio de las victimas, y observado el maltrato a que eran sometidos durante las protestas, elaboraron un informe cocido como  “Castigados por protestar”.  Ahí  relataron con lujos de detalles los tipos de torturas a que eran sometidos los detenidos: descargas eléctricas, quemadas en la piel con cigarrillos, golpes en la cabeza con los cascos y escudos utilizados por la policía y la guardia durante las manifestaciones, obligados a permanecer por horas arrodillados o en cuclillas en el suelo y un rosario más de maltratos y  vejaciones.
LA TORTURA SICOLÓGICA. 

Después de los sangrientos sucesos del 12 de febrero de 2014, buscaron refugio en la vecina  República de Colombia los estudiantes Gerardo Carrero y  Lorent Saleth; este último, destacado líder estudiantil y dirigente del movimiento “Operación Libertad” quien una vez, recibiera una brutal paliza por agentes represivos del gobierno. Se encontraban en ese país hermano  e iban a participar en una serie de foros y conferencias sobre libertad y democracia. Alguien le fue con el chismorreo al Presidente Santos y este, ni corto ni perezoso, se los envió a Maduro. El ex Presidente Uribe comentó el caso en su cuenta de twitter en los siguientes términos: “Santos entrega estudiantes al Maduro que protege terroristas”. Colombia siempre ha sido una nación hermana que ha acogido en su seno a perseguidos políticos de la talla de un Rómulo Betancourt o un Carlos Andrés Pérez, por citar solamente dos,  los cuales fueron  perseguidos por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. 
Saleth y Carrero fueron  detenidos por agentes del gobierno venezolano, para luego ser    sepultados junto a otros estudiantes  en unas mazmorras ubicadas en los sótanos de la policía política, donde los han mantenido en condiciones infrahumanas: no han vuelto a ver la luz solar, sino unas bombillas o lámparas que se mantienen encendidas durante todo el tiempo, para que no sepan si es de día o de noche. Saben cuándo es de noche porque dejan de oír el ruido  que hacen los vagones del metro de Caracas, cuando se desplazan por los túneles  que se encuentran por  encima de los calabozos. Esto comienza a ocurrir después de las 11 de la noche. 
Solamente disponen de un baño para 5 celdas, situados a lo largo de un angosto pasillo, donde hay cámaras de televisión en cada extremo, para mantenerlos constantemente vigilados; cada vez que  necesitan usar el inodoro,  tienen que pedirlo a gritos. Los mantienen aislados para que no puedan comunicarse con sus compañeros. Comen en el piso del calabozo. No le permiten visitas de familiares o abogados. La profundidad  que tiene este sitio ha dado lugar a que le hayan bautizado con el nombre de “La Tumba”.
Más de un año llevan presos, sufriendo insultos y vejaciones de todo tipo, los jóvenes Alexander Tirado y Raúl Emilio Baduel; este último,  hijo del general Raúl Baduel, quien, en un momento de la historia,  fuera  a rescatar a Hugo Chávez a raíz de  los sucesos de 1992 cundo fue despojado del poder y  lo tenían en la isla de La Orchila, listo para mandarlo a Cuba; bien, todos conocemos que el general fue  dar con sus huesos a la cárcel por orden directa del propio  Chávez.
El absurdo argumento que utiliza el gobierno para mantener preso a los estudiantes, es el de acusarlos de instigadores al terrorismo, daño a la propiedad pública y privada, incitación al odio, asociación para delinquir y otro conjunto de  pendejadas más.
Aquí en Venezuela existe una figura folklórica conocida como el “Defensor del Pueblo”. Defensor del gobierno dicen algunos, ya que su actuación es prácticamente nula. No defiende a las personas que disienten del régimen. En estos días un periodista  le hizo una entrevista, y al preguntarle sobre la tortura a que eran sometidos los presos, se salió por la tangente, negando que esto sucediera en los tétricos calabozos de la policía, y comenzó a hablar de las torturas en Guantánamo, y en los campamentos militares que tienen los norteamericanos en ultramar; pero ni de vaina habló sobre las torturas en los países comunistas, como  el caso de Corea del Norte, por citar alguno.
Mientras tanto, el vicepresidente ejecutivo en entrevista a la prensa internacional, declaró que en Venezuela no existe la tortura. Los chulos de la UNASUR que nos visitaron, también  se hicieron de la vista gorda.

 

José Omar Tirado

Http:// cronicadeloabsurdo.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario