martes, 2 de agosto de 2016

LA HISTORIA QUE PUDO HABER SIDO




Hace algunos años, apareció en escena un nuevo género literario – algunos lo calificaron como  subgénero -  el cual tiene la particularidad de construir, a partir de la línea de tiempo de un  hecho histórico conocido, un nuevo relato con desenlaces diferentes; es como crear una bifurcación desde cierto punto, hasta llegar a otro donde los resultados resultan diametralmente opuesto a  lo que en realidad sucedió. Este género es conocido como Ucronía. Según el Diccionario Enciclopédico Vox. Volumen I,  define  esta tendencia como: “Utopía aplicada a la historia reconstruida lógicamente de tal modo que hubiera podido ser y no ha sido” otros la consideran  como la creación de un universo alternativo a partir de un hecho histórico.
Siguiendo esta corriente literaria, podemos jugar un poco con la imaginación para ver que podría haber ocurrido en ciertas historias o en algunas leyendas épicas y populares, si nos desviamos en un punto del hecho o del relato, y elaboramos un nuevo desenlace. A manera de ejemplo.

UNA HISTORIA DIFERENTE

El vigía, que desde la noche anterior se había instalado en la atalaya norte, no podía dar crédito a lo que estaba observando en el campamento enemigo. Con los puños cerrados sobre la cara, se restregaba los ojos. No, no estaba dormitando ni soñando. Los guerreros que sitiaban la ciudad estaban levantando el campamento. Se marchaban.  Dio la señal de alarma para anunciar la buena nueva a los ciudadanos: -¡¡Se fueron, se fueron!! – gritaba con todas sus fuerzas.
Habían transcurrido casi diez años desde que arribaron por primera vez a la región. Su maquinaria de guerra llegó causando dolor, desolación y muertes en un delirante afán por invadir la ciudad. Pero,  por más que lo intentaban no podían alcanzar sus propósitos. Los altos, fuertes y bien asentados muros de ocho metros de altura y cinco de espesor que rodeaban la urbe,  construidos al estilo de los Hititas, los hacia inexpugnables. ¿Cuántas veces, las tropas enemigas habían tratado de abrir un boquete en sus paredes para penetrarlas? y una vez adentro, dedicarse a la destrucción, saqueo, asesinato de sus pobladores, y al rescate de una mujer secuestrada;  principal motivo por el cual se había desatado la guerra entre los dos pueblos, y ¡Cuántas veces habían fracasado!
La noche siguiente al retiro de las tropas, los vigías observaron que, desde la playa, se desplazaba hacia la ciudad un gigantesco aparato arrastrado por varios hombres. A lo lejos parecía una embarcación marina. La noche no era muy clara, así que no podían detallarla con exactitud, pero pudieron percibir a la luz de las antorchas que se trataba de algo parecido a un caballo. Los hombres dejaron aquel artefacto a cierta distancia de la muralla, y se retiraron.
Los habitantes de la ciudad esperaron a que amaneciera para salir a contemplar mejor aquella cosa. Muy temprano abrieron la gigantesca puerta  y salieron acompañados de las principales autoridades: el rey Príamo seguido por sus hijos París y Casandra; Timetes, cuñado del rey;  Eneas, el hijo de Afrodita, junto su hijo Ascanio y su abuelo  Capis.
Examinaron con mucho detenimiento la imponente estructura. Si, efectivamente se trataba de un caballo construido de madera; pero no  de cualquier madera: era la más fina y hermosa que se había visto por aquellos lados. Los débiles rayos de sol al reflejarse sobre el pulimentado cuerpo, contribuían a darle mayor belleza y esplendor. Los arneses estaban adornados con plata y oro. Sus ojos de azabache se encontraban rodeados de piedras preciosas. Su boca, entreabierta, mostraba una hilera de blancos dientes elaborados con el más fino marfil de África. Su hermosa cola cubierta de grandes trenzas,  caía con delicadeza  al suelo. Las patas con cascos de bronce descansaban sobre cuatro ruedas.
-          ¡Una verdadera obra de arte! - decían unos con admiración.
-          Otros comentaban - ¡Un hermoso regalo!
Solamente Capis, el abuelo de Eneas,  se mostraba suspicaz. – …..Humm…. esa barriga tan abultada, que en vez de caballo pareciera de yegua preñada, no termina de convencerme – cuchicheaba  con sus compañeros. Casandra era de su misma opinión.
Cuando se encontraban discutiendo sobre el tema, trajeron a un prisionero que había sido capturado dando vueltas por las afueras de la ciudad. Al ser interrogado dijo llamarse Sinón, un guerreo griego abandonado a su suerte, ya que, según él, había desertado de sus filas porque lo iban a sacrificar a nombre de Zeus, y como estaban por retirarse a toda prisa no se devolvieron en buscarle. Explicó a la gente embobada con el caballo, que no se trataba de ningún regalo para los troyanos, sino de una ofrenda dirigida a los dioses para que los protegiera  durante la travesía que tenían por delante, y así llegar a sus hogares sanos y salvo; les dijo también que el caballo se construyó de ese tamaño, para que los habitantes de Troya no pudieran llevarlo dentro de la ciudad, pues  según los dioses, si lograban hacerlo, todos  los troyanos se convertirían en   seres invencibles ante  los ataques de cualquier ejército.
Sinón hablaba sin parar, sus argumentos eran escuchados con atención, pero Príamo no estaba muy convencido de lo que decía; no obstante,  parecía aceptar que diez años de batallas y escaramuzas militares pudiesen haber llegado a su fin. Atrás iban quedando los hechos sangrientos que ocasionaron esta guerra, considerada por muchos como absurda. Todo se remontaba al tiempo en que su hijo París, atendiendo a una visita de Menelao, rey de Esparta, a sus dominios, conoció  a la hija del dios Zeus y la mortal Leda: Helena, una mujer muy hermosa, casada con Menelao, quien al ver al hijo de Príamo - un galán de aquella época,  encantador y bien parecido -  no tardó en enamorarse de él, y en un descuido del esposo, agarraron varios tesoros, los metieron en unos cuantos navíos  y se fugaron a Troya.
Menelao, como todo marido cornudo y burlado, puso el grito en el cielo, juró vengarse. Para dar un escarmiento a los troyanos acudió a su hermano Agamenón,  el poderoso rey de Micenas, quien ni corto ni perezoso, organizó la invasión. Los buques de guerra griegos repletos de soldados enfilaron hacia Troya. Comandos por el gran Agamenón, llegaron a las playas de la ciudad e  instalaron sus campamentos.
Los acontecimientos narrados por Sinón con respecto a su persona y al caballo,  se hacían cada vez más fantásticos,  algunos resultaban hasta creíbles. Claro, fue adiestrado por uno de los invasores: su primo hermano Ulises, rey de Ítaca, quien, siguiendo los consejos del adivino Callante y la ayuda de la diosa Atenea, planificó la construcción del gigantesco animal para introducirse en él, y así escondidos penetrar Troya y destruirla.
 Capis insistía, cada vez con mayor inquietud, que dicho armatoste no debía ser llevado al interior de la ciudad,  a pesar de la oposición de Timetes.
-Está es una trampa de los Aqueos-, repetía Capis – No caigamos en ello.
- Padre –  dijo dócilmente Casandra dirigiéndose a Príamo, - No olvides el gran daño que nos hicieron, recuerda cómo Aquiles asesinó y ultrajó a mi hermano Héctor-  Estas palabras trajeron a la memoria del rey troyano la imagen de su hijo Héctor y de su archí enemigo Aquiles, el más grande guerrero de los aqueo o griegos como también eran conocidos,  el cual era considerado un semi dios que infundía, con su sola presencia,  temor y respeto entre sus enemigos.
Aquiles, hijo de la nereida  Tetis y del mortal Peleo, rey de los mirmidones, era un joven alto, corpulento, de una gran agilidad en sus pies, con una particularidad asombrosa: no podía ser herido por flechas, lanzas o espadas. Era invulnerable y  cuando entraba en batalla, causaba grandes pérdidas a las tropas contrarias. Un buen día  -o mal día -  sostuvo un altercado con Agamenón porque este le exigió que le entregara a Briseida, una de sus esclavas favoritas. Al principio se negó a tal petición, discutieron, pero rey es rey,  y tuvo que ceder. Aquiles se enojó tanto que se negó a seguir luchando.
En cualquier conflicto armado, siempre se encuentran espías en ambos bandos. Cuando los troyanos se enteraron que Aquiles no seguiría luchando, comenzaron el contra ataque dirigido por Héctor, el más grande y heroico guerrero de Troya, sus incursiones en el campo de batalla causaron muchas bajas al ejército invasor. Los griegos, viéndose disminuidos ante el férreo ataque fueron a conversar con  Aquiles. – Hermano – le dijo humildemente su fiel amigo y escudero Patroclo – debes ayudarnos, nos están venciendo, te necesitamos para que el enemigo se retire de nuevo a sus posiciones - ; pero Aquiles se negó rotundamente.  Patroclo esperó a que el guerrero  fuera a darse un baño en la playa, y como es lógico, para hacerlo hubo de despojarse de su armadura, lo que aprovechó Patroclo para sustraerla, ponérsela, montar en su caballo y salir a dar la pelea. Demás está decir, el temor que sintieron los troyanos cuando lo vieron regresar al combate;  comenzaron a retirarse, pero sin dejar de luchar. En el fragor de la contienda, ocurrió que al supuesto “Aquiles” se le cayera el yelmo y quedara al descubierto, lo que aprovechó Héctor para meterle un lanzazo en el pecho, dejándolo clavado en el sitio.
Cuando Aquiles se enteró de la muerte su gran amigo, puso el grito en el cielo, lloró, pataleó, se enfureció y juró vengar su muerte. Hizo las paces con Agamenón y se reintegró al combate, causando grandes daños a los contrarios.  No pasó mucho tiempo, cuando las tropas comandadas por Héctor sufrieran una nueva derrota, y estando ya en retirada  Aquiles alcanzó a verlo, se enfrentaron y comenzaron una feroz  y cruenta lucha. Al final del combate, el héroe troyano fue alcanzado por una mortal  estocada en la garganta. Una vez, ya cadáver, lo despojó de su armadura, lo desnudó por completo y amarró sus tobillos con una soga de cuero, lo colocó detrás de su caballo y comenzó a arrastrarlo alrededor de la muralla. Lo hizo durante nueve días. Príamo no podía olvidar jamás semejante acto de crueldad y ensañamiento contra un muerto; además, tuvo que pagar su peso en oro para que pudieran entregarle el cadáver de su hijo.
Pero, en esta guerra, los dioses del Olimpo se encontraban divididos y Apolo le reveló al rey de Troya, que Aquiles tenía un punto débil: el talón izquierdo, ya que su madre Tetis lo había sumergido, varias veces  en las aguas de la laguna Estigia para hacerlo inmortal, tomándole por el pié izquierdo, pero había olvidado hacerlo asiéndole por el otro
París y un grupo de sus mejores arqueros decidieron tenderle una emboscada, le siguieron hasta un lugar donde no era difícil atacarle, lo ubicaron y comenzaron a lanzarle flechas envenenadas, todas  dirigidas a sus talones, hasta que una dio en el blanco. Aquiles murió esa misma tarde.
Ante esa irreparable pérdida, Ulises sabía que ya no podía traspasar los muros de la ciudad, así que puso en práctica la idea del caballo – ¡otra vez el caballo! – y lo  mandó a construir de tal manera que pudieran alojarse dentro de su vientre cuarenta personas, razón por la cual el cuerpo tenía forma de barco. Ulises se introdujo dentro del animal, acompañado por treinta y nueve hombres: los más aguerridos y sanguinarios de aquellas  huestes. Esperarían que Sinón terminara de hacer lo suyo, y una vez dentro de la ciudad, salir y avisar a las tropas griegas, que nunca  se habían marchado, si no que se encontraban escondidas en la playa. Lo demás sería pan comido.
En las afueras de la muralla continuaba la discusión sobre el destino del caballo: ¿qué hacer? : Introducirlo dentro de la ciudad; arrojarlo por un acantilado y que fuera destrozado por las rocas o quemarlo. Para meterlo dentro de los muros, tendrían que derribar parte de él y de la puerta, lo cual no era conveniente; quedaban dos alternativas. Tetis y Casandra eran de la opinión que debía ser quemado. Sinón continuaba hablando, pero ya no le hacían caso. Entonces el rey ordenó cubrir el imponente caballo con brea y prenderle fuego.
Estuvo ardiendo por casi ocho horas. Desde lo alto de la muralla, una hermosa mujer contemplaba las llamas que se elevaban hacia el cielo. Se trataba de la bella Helena de Troya.

José Omar Tirado
http://cronicadeloabsurdo.blogspot.com

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