COLONOFOBIA.
A partir del preciso instante que entró en vigencia
el sistema escolarizado en todas las regiones de la América Hispana, a todos
los niños y niñas se les ha venido enseñando desde su ingreso a la escuela de
párvulos, jardín de infancia, preescolar o educación inicial, hasta llegar al
bachillerato – eso sí, pasando desde luego por la escuela primaria – que este continente
fue descubierto por un señor llamado Cristóbal Colón. Maestros y maestras (para
seguir con la diferencia de género establecida por un presidente que habla de
millones y millonas y de fiscales y fiscalas) cuando se acercaba cada 12 de
octubre, mandaban como tarea elaborar en los cuadernos y hojas de cartulina - utilizando lápices de colores y acuarelas - figuras alusivas al “Día de la Raza” como entonces
era conocida dicha efeméride; muchos se
esmeraban en hacer lo mejor que se podía, algunos con ayudas de los padres y
madres, porque los trabajos más bonitos eran exhibidos en la cartelera.
Todos salimos de la escuela con la certeza de que
fue el Almirante Colón quien partió una vez con su tripulación desde el Puerto
de Palos, por allá en la madre patria,
un 3 de Agosto de 1492 y que después de navegar por más de 2 meses, los marineros
hambrientos, descontentos y con deseos de pisar tierra firme casi lo linchan;
se salvó por un pelo gracias al grito de ¡¡TIERRA!! de Don Rodrigo de Triana.
Aquel 12 de Octubre de 1492, hubo un encuentro
fortuito entre dos culturas y dos maneras de ver la vida: por un lado se
encontraban unos aborígenes asentados en un territorio, asombrados, con los ojos desorbitados y la
boca abierta al ver 3 enormes armatostes de madera flotando sobre el agua, y a
unos tipos que llegaron con unas vainas de metal sobre sus cabezas; y por el
otro, a unos perdidos y desconcertados
navegantes quienes se extraviaron buscando una nueva ruta para llegar al
continente asiático (muy rico en especies, telas y oro), y se encontraron por
casualidad con unos hombres delgados, semidesnudos, con unas plumas de ave
sobre la cabeza, y a unas morenazas muy
bonitas con las tetas al aire. Un humorista – no recuerdo cual – dijo una vez
que ese día en vez de llamarse de “la raza”, debía haberse llamado el día de
“la risa”, porque los peninsulares se encontraron muy contentos y risueños de
haber desembarcados después de tantos días a la deriva, y los indígenas por ver
unos tipejos raros cubiertos de trapos por todos lados.
Pero el tiempo fue pasando y la historia
modificándose de acuerdo a los interese ideológicos de las clases dominantes en
las regiones que conforman el territorio latinoamericano, y aquella fecha
memorable conocida como “Día de la Raza”
pasó a ser denominada “Descubrimiento del Nuevo Mundo”; pero como ese
nuevo mundo ya estaba descubierto y habitado por sus legítimos pobladores, paso
a ser conocida como “Día de la
Resistencia Indígena” cuando todo mundo sabe que ese día no hubo ningún tipo de
resistencia; desde luego que la hubo, pero mucho tiempo después.
Cuando las naciones son sometidas y gobernadas por
resentidos sociales - civiles o militares -, éstos buscan congraciarse con el
pueblo inventado matrices de opinión dirigidas a inculcar odio y resentimiento
entre los ciudadanos, lo que trae como consecuencia el consabido “divide y
reinaras” algunos han seguido al pié de la letra esta “receta” y se han
encargado de repetir como loros todo lo que oyen. En estos casos es común oír
comentarios descalificativos en contra de Don Cristóbal en los términos
siguientes:
-
Ese carajo fue un esclavista - dicen algunos.
-
Fue un tirano, negrero y ladrón – dirán otros.
-
Llegaron para abusar de las mujeres indígenas –
dirían aquellos que solo piensan en el sexo.
Y así se ha ido gestando una “colonofobia” (ojo, se hace referencia a Colón, no al colon)
dirigida a erradicar de la memoria colectiva el descubrimiento de América
realizado por los súbditos de Isabel La Católica.
Algunos
extremistas radicales se han dado a la tarea destructiva de acabar estatuas,
monumentos y otras obras artísticas dedicadas a preservar el legado del
Almirante - haciendo como el cuento del marido cornudo que destruye o vende el
sofá donde la mujer le puso los cachos - Uno de los casos más patéticos ocurrió
en Venezuela (territorio descubierto por Colón el 22 de Agosto de 1498) nación
que fue gobernada por un dictador militar entre 1998 y 2013, año en que Caronte
se lo llevó en su canoa para el otro lado del rio.
Se acercaba un 12 de Octubre de 2004, cuando el
mencionado dictador tuvo las santas bolas de pedir a sus colegas
latinoamericanos que no celebraran más ese acontecimiento, ya que - según sus
conocimientos como primer historiador de país - a partir de aquel momento
comenzó el exterminio de la raza indígena. Sus discursos incendiarios dirigidos
a fomentar el odio contra la hispanidad surtieron efectos, logrando que
seguidores y adulantes de oficio derribaran todos los monumentos erigidos a
Cristóbal Colón. La gente observaba anonadada a través de las pantallas de los
televisores, como las hordas de anti sociales al servicio del régimen
arrastraban por calles y avenidas las cabezas de las estatuas como si se
tratase las de un dictador recientemente depuesto. Lo peor de todo esto es que
el Jefe de Estado aplaudía hasta rabiar estos hechos vandálicos.
Después de la muerte de un presidente argentino, su
mujer le sucedió en el poder, y a partir de ese momento el Jefe de Estado
venezolano comenzó a visitar con mucha frecuencia el palacio presidencial de la
viudita. Según reseña para esa época el diario colombiano “El Espectador” en
cierta ocasión ambos mandatarios conversaban plácidamente en un salón, cuando
el venezolano notó que un monumento dedicado a la memoria de Colón se podía
observar detrás de los ventanales del la residencia palaciega; molesto se lo
hizo saber a su anfitriona, esta lo apaciguó diciéndole:
-
Tranquilo che, Colón nos da la espalda….. no nos
mira….
No pasaron muchos días después de ocurrido este
incidente, cuando la estatua fue removida de aquel sitio y enviada a Mar del
Plata. En su lugar colocaron el monumento de una señora conocida como Juana Azurduy,
donada por el gobierno boliviano.
A propósito de Bolivia, los partidarios y
seguidores del actual Presidente de la República trataron de destruir el
majestuoso monumento de Colón erigido en el hermoso Paseo del Prado en la
ciudad de La Paz. Pero esas turbas de facinerosos no contaban con que muchos
compatriotas bolivianos les enfrentarían. La estatua se salvo; no obstante fue
bastante maltratada y embadurnada con pintura; desde luego, esto ocurrió un 12
de Octubre.
La “colonofobia” ha llegado a traspasar los límites
de lo absurdo al pretender borrar de la historia el descubrimiento realizado
por el navegante genovés. Hay quienes sostienen la tesis - sin alguna base científica que la
convalide – que los primeros en llegar al continente fueron los vikingos. Sus
observaciones se fundamentan en la aparición de algunos restos de naves
nórdicas encontradas en Canadá. Otros argumentan que fueron asiáticos y
africanos los que arribaron por estas tierras, atravesando el congelado
estrecho de Bering. A lo mejor si llegaron, pero no descubrieron nada.
Ahora entran en escena los chinos – quienes han pasado a engrosar
las filas del capitalismo salvaje- con
las garras puestas sobre América Latina
y los países Caribeños para apoderarse de ellos, y metiendo su cuchara en esto
del descubrimiento de América nos vienen con el cuento (cuento chino, desde
luego) que el continente no fue descubierto por Cristóbal Colón, sino por un
chinito marinero de nombre Zheng He quien se apareció por estas costas hace
unos 2.500 años antes de la era cristiana, según dicen ellos.
Pero la gota que rebasó el vaso de toda esta regorgalla
elaborada por historiadores de pacotilla
y habladores de pendejadas han sido las declaraciones de un presidente turco,
quien en la “Primera Cumbre de Líderes Musulmanes de América Latina” realizada
en Estambul, llegó a decir ante un auditórium lleno de periodistas, que fueron
marineros musulmanes los primeros en llegar en el año de 1178 a las tierras
americanas.
Ahora falta vengan a decir los rusos que fueron los
barcos del Zar Iván Vaisilievich (Iván El Grande) quienes arribaron por estas
tierras, antes que las tres carabelas del Almirante Colón. ¡Faltaba más!; o que
al llegar los narco-terroristas de las FARC
al poder en la hermana República de Colombia, puesta en bandeja de plata
por el actual Presidente, estos decidan cambiarle el nombre por República de
Marulandia.
Sería bueno sugerir que a estos “colonofobos” les
hicieran una “colonoscopia” (esta vez si se hace referencia al colon); pero eso
sí, con un aparato bien grande y grueso.
José Omar Tirado
Tomasmoro5@hotmail.com
Caracas. Venezuela